El cálido celaje, de la brisa del mar,
La tarde que agoniza sobre un tibio lugar,
Gaviotas que atraviesan
La tarde moribunda,
Me recuerdan la hora en que te vi marchar..
Las aguas cristalinas, la rosa de coral,
Las palmas que altaneras parecieran volar
La luna misteriosa detrás de la colina,
Reflejan mi tristeza por no poderte amar.
Donde estas peregrina, donde estas?
Quiero calmar esta ansiedad con agua de tus ojos,
Y aplacar este frío de mi inmenso penar.
La noche que te fuiste, como brisa fugaz
Dejaste sollozando a la estrella de mar,
Las aves cantarinas inundaron su canto,
Con gotas de quebranto,
Que le impiden volar.
Buscando entre las sombras, te llamo sin cesar,
Y responde nerviosa la brisa en el palmar,
Al fondo escucho ecos, que repiten mi nombre
Pero solo son viejos caballitos de mar.
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